Viernes, hora Sexta.
La isla tiene relaciones diversas con las repúblicas
vecinas. Con Welserland (república fundada por los descendientes de los Habsburgo.
Un documento de Humboldt, al que veneran en términos intelectuales los sabios
de este lugar, lo atestigua), realizan negocios de diversos tipos, en especial
comercio con lana y tubérculos, pero esencialmente plátanos. Esta República se
encuentra entre los Andes del norte y la Goajira. Tienen una relación más
cercana con las dos repúblicas de León: la del Norte, cercana a Yucatán, y la
del Sur, en el centro-norte de Suramérica, cuya capital se conoce como Santiago
la tercera, mi patria.
Las inmigraciones disminuyeron desde la catástrofe. A
pesar de ello, son bienvenidas, aunque luego deban esperar un mínimo de cinco
años para salir. Aun así, es más flexible que en la república del Chaco, al
sur, de donde, una vez más en mi vida, tuve que fugarme. Puede entenderse que
el conocimiento de las otras repúblicas no es mayor, a partir de esto. En
algunos casos, la ignorancia es casi completa, aunque ellos opinen lo contrario.
Fuera de los ingresos personales en el banco de Semen (de
los que viven por ley las mujeres, al ser sus parejas, pues los solteros no
pueden por la misma ley aspirar a este ingreso), la isla vive esencialmente de
la venta de basura y reciclaje. No hay fuentes de extracción de petróleo o gas
como en otros lugares (África, la antigua Oceanía), pues se perdió en el tiempo
la experticia en esa tecnología. El fuego a partir de los excrementos es lo más
frecuente, lo que hace del aire, algo denso de respirar, incluso en las playas.
Todos presuponen que en el resto del planeta las cosas
son exactamente iguales.
Domingo, Maitines.
Parece que no existe la enfermedad. La salud es el centro
principal de todo, y todo lo curan fácilmente. Fue lo poco que lograron
desarrollar científicamente antes de la catástrofe.
La alimentación es esencialmente marina, pero en
estanques apartes del mar. Algas, peces de diversos tipos, langostas, cangrejos
y todo tipo de crustáceos son cultivados. Otros tipos de carne, no abundan. En
las fiestas hacen un pastel especial de carne, pero no he podido averiguar su
procedencia.
Entre los diversos cultos de la isla, el culto al Mulo es
uno de los más importantes, me explicaba el difunto Keko, así como Z, a quien
conocí hace poco. Los pasean por la isla y les entonan cantos con inmensas
conchas de mar como instrumentos. Se asustan estas bestias y salen corriendo,
con los lugareños detrás de ellos sin poderlos alcanzar. A lo mejor esa es la
razón de su buena salud: ese ejercitar el cuerpo persiguiendo sagrados
animales. O esa carne especial, que he preferido, hasta ahora, no probar. El dálmata que me sigue, a quien he
decidido llamar Pirata, come sólo vegetales. Lo he seguido, en algunos
momentos, pensando que me podría llevar al lugar de procedencia de esa carne,
pero es en vano. No he podido averiguar nada. Debo registrarlo, como he
registrado en mi bitácora cada paso que he dado, y almacenado en la red de
nuestra organización. No basta lo que voy filmando; debe quedar un registro
escrito como respaldo a eso. De todas maneras, lo he enviado encriptado, según
indicaciones de Leonor. Hasta no encontrar aquello que me encomendaron, mis
superiores no deben saber nada de mi misión.
Lunes, hora Prima.
Muy pronto me asignaron como asistente de un magistrado,
que ellos llaman sifogrante o filarca. Para quien trabajo, es un alivio mi
conocimiento de las lenguas, por la cantidad de extranjeros que habitan la
isla. Pero mi función esencial es
manejar documentos, organizarlos. Labor aburrida para mí, hombre de acción, de
ciencia. La historia me desencanta, me irrita. Estos documentos señalan
bodrios, asuntos sin sentido ni importancia ahora. Transcribiré algunos pasajes
de mis lecturas pues no avanzo mucho en ellas:
Una descripción de
los monasterios en el camino a Santiago de Compostela (la primera).
Posible camino a
Santiago la primera: Vía Tolasana, desde las costas de Arlés, Montpelier,
Tolouse. Luego Roncesvalles, por Navarra…
Otro: Jaca-Sangüesa-
Monreal- Puente la Reina- Estella-Monjardín-Logroño-Nájera-Santo Domingo de la
Calzada-Redecilla del Camino-Belorado-Villafranca Montes de Oca-Burgos. Luego
Castrojeriz-Fromista- Carrión de los Condes-Sahagún-León. Hay una opción hacia
Oviedo. Luego la Virgen del Camino
(desaparecida)-Óbrigo-Astorga-Ponferrada-Villafranca del Biezo.
Camino en Galicia
para Santiago la primera: O Cebreiro, Portomarín, Palas del Rey y Santiago.
Parece que a pesar de la erosión, aun hay letreros que indican el camino.
No tengo idea para que recopilen esta información, pues
hace más de cinco años que no van a batalla y el comercio con otras repúblicas
casi ha cesado en estas comarcas.
Más datos: Fernando
de Casas y la fachada del Obradoiro. Geometría, verticalidad, membranas de
vidrio. No se entiende del todo este documento, hay palabras desgastadas.
Señalan una plaza con el mismo nombre. Hablan de un “espíritu jacobeo”. Hay un
pequeño mapa de la ciudad que indica: Kilómetro Cero, segundo centro del
universo.
Finisterre: Lugar
donde el sol se precipita al mar. Lugar del Monte del Cabo, altar romano y
nuestro. Ahí es el final.
Gente supersticiosa esta.
Por lo menos, en el aburrimiento que este trabajo
significa, a los esclavos extranjeros nos dejan escribir. Lo hacemos con lo que
podemos. Las tabletas digitales son muy antiguas, no tienen 4 dimensiones,
apenas responden ante la escritura y la memoria es poca. Aún así, permite
llevar bitácoras, cuadernos. He apelado a ellos también. Debo cubrirme las
espaldas. Tardé en empezar luego de mi llegada, pero pronto lo tomé como un
hábito. Mi primer escrito fue: Me llamo
Ismael Da Silva, y nací en el verano del año 1999. Despedí ese espantoso siglo
con mis llantos. Me formé sin graduarme como Arquitecto primero, luego como
Urbanista, en la extinta Universidad de Sartenejas, en la República de León, en
las costas de este mismo mar donde me hallo. He estado cerca de ella, a pesar
de su destrucción hace tantos años. Fui discípulo de Violeta Rojo en ese nicho,
lo que marcó mi impronta crítica, lúcida, implacable. He merodeado. Tengo
vastos espacios vacíos en mi memoria, que según pase el tiempo espero recordar.
Hasta ahora, es poco lo logrado. No aprecio a esta gente, pero no me encuentro
en soledad, y ver actividades alrededor podría ayudar a mi memoria, descolocada
desde mi apresamiento.
Martes, hora Tercia.
X se llama mi señor. De carácter lánguido, deja las
labores intelectuales en sus esclavos, como la mayoría de sus congéneres. No
destaca por su altura, pero aun así podría estimarse que entra dentro de la
media de la isla. Gracias a él, logro alimentarme, tener un techo donde vivir.
Lo que más me molesta es su afán en buscar textos que según desaparecieron. Además,
las redes de intranet de la isla, unas decenas, destacan por su lentitud. Apenas
sabe leer, pero está consiente de su importancia. Un manuscrito antiguo. Sabe
que otros lo buscan, pero la mayoría de los esclavos rehúye su encuentro. El
sol de estas regiones, semejante al de las brasas de una hoguera, impide mayor
movimiento. Por tanto, los avances son más lentos de lo que él quisiera.
Intento reflexionar acerca de lo que llevo escrito y me
cuesta hacerlo. Me cuesta reconocerme en lo que leo. Pero ese soy yo,
indiscutiblemente. La letra, el estilo, la forma de pensar. Veo que los
documentos que me asignan organizar y traducir giran alrededor de mucho de lo
que he escrito. He sido un tonto en no prestarle atención. Me prometo hacerlo
con más detalle. Fuera de esto, poco que contar. La isla no es muy grande, ya
lo dije antes, quizás unos cincuenta kilómetros en su parte más ancha. El perímetro
será cuatro veces más. La he recorrido con el magistrado a quien sirvo. Nunca
pensé en ponerme al servicio de alguien como esclavo, pero me permite
sobrevivir y el trato es bueno. Fuera de esto, ¿cómo hubiera hecho? No soy de
aquí, me cuestan sus costumbres. Me distraigo en paseos al mar, a ver la gran
roca y el Faro en ella. También en las labores de mi trabajo, en los recorridos
a otras ciudades, tan iguales, tan similares, llenas de jolgorios y tierras sin
trabajar.
Es en el mercado donde se resuelve todo. Acompaña la
jornada la música de tambores. Mientras se acerca la hora del cierre, se van
incrementando los golpes a los cueros. El final es casi una estampida.
Suelo soñar. Recuerdo poco el sueño de anoche, los que
suelo tener siempre muy vivos a través del día. De este solo recuerdo un
paisaje y una visión, casi un cuadro con
música de fondo: cae, primero rodilla en
tierra, y luego el resto del cuerpo, al golpe de las gaitas. Recuerdo unas
indicaciones, planos, mapas. Pero se diluyen en el mismo sueño que desaparece
apenas al despertar.
Trabajo en más documentos, que me abren caminos en la
memoria, pero aun se me hacen inútiles:
Santiago la última.
Pedro de Valdivia. Las montañas sin nieve. Ataque indígena, terremoto,
inundaciones. El camino del Inca.
Camino del Inca:
Ramal hasta Pasto. Nazca-Chuquiago. Más nombres: Arica, Atacama, río Maule,
Tucumán.
De todas maneras, reconozco algunos nombres; su
resonancia es cierta y verdadera.
X consiguió rescatar algunas de mis cosas, luego de mi bienvenida,
pero apenas las reviso.
Dormimos en
hamacas. Es la imagen de un avión, del barco, del hecho de flotar. Vientre de
mujer que acuna. El lugar a donde quisiéramos regresarnos. Inevitablemente
pienso en Candela y nuestro último encuentro, en Brescia. La tuve tanto. Ahora,
es apenas el recordar.
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