No es que mire el vaivén de tus pechos al andar, ni tus ojos. Es así como vale la pena mirarlos: rítmicos, desangelados, olvidados del mundo. Como cuando te los palpas buscando enfermedad o placer; como cuando me los muestras muerta de risa, sin entenderlos.así los veo: libres a su peso, hermosos, hechos de tiempo.
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