jueves, 10 de noviembre de 2011

Mario Giménez, Librero del siglo XXI: Librerías Alejandría

Poética del librero:

Desde hace 4 años trabajo en las librerías Alejandría.
En Alejandría II, fue Rodnei Casares (librero de esa casa) el que contrató a un muchacho recién bajado del avión como auxiliar de librería. Con experiencia cero, abría cajas, sacaba libros y los ingresaba al sistema,  atendía algunos clientes, todo esto con la mirada en la nuca de este excelente librero.

Ahí pasó algo. Un buen día me dice: “¿Lees? Toma lee esto.” Y era Tokio Blues de Haruki Murakami. Entonces, empezó la otra parte – el vicio de los libros – el interés crecía y crecía, buscaba más libros, visitaba librerías, sencillamente estaba enfermo.
Pasaron ocho meses y me proponen ser librero -gerente de la Librería Alejandría I (tener mi propia librería?- Acá entre nos, habría ido a trabajar gratis.) Acepté. Ya estaba adoptado por la bruja de Caracas.

Así comenzó mi relación con las librerías y los libros, una especie de simbiosis positiva, dos parásitos que no podemos vivir el uno sin el otro. Ellos me buscan (yo los reparto), los miro (de vez en cuando los leo), los colecciono (muy a veces compro) y trabajo más de ocho horas (soy un adicto).


Reflexión final: La culpa de todo, absolutamente todo, la tienen los libros.

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