jueves, 1 de abril de 2010

Medida de los tragos

Temas de Sabina, de Calamaro. Bebes tu ron con aguakina, hielo picado, limón y una cereza. Lo voy armando mientras suenan los temas, antes de cambiar hacia Fito y Charlie, o Zapato 3 y Sentimiento Muerto.
Yo preparo mi whisky entonces, en vaso corto, contando hasta veinticinco y sin la medida que tu padre te enseñó. Con poco hielo.
Bebemos, probamos. Primero tu, y yo respiro la caña de la costa a través de tu aliento. Luego yo, y tu las aguas de Escocia a través del mío.
Ahora escuchamos a la Mala Rodríguez y calle 13, luego iremos mudando el sonar hacia la Dimensión Latina para bailarnos.
Luego del primer baile, sumaremos a la cata de los tragos, junto con las aceitunas y el queso de cabra en el casabe, los sudores de los cuerpos. Solo entonces brindaremos.

lunes, 29 de marzo de 2010

Himnos de la noche (II). Novalis

¿Ha de volver siempre la mañana? ¿No tendrá nunca fin el poder de la tierra? Siniestra agitación devora el vuelo celestial de la noche que se acerca. ¿No va a arder para siempre la ofrenda secreta del amor? Los días de la luz están contados; pero fuera del tiempo y del espacio está el imperio de la noche. El sueño dura eternamente. Sagrado sueño — no escatimes la felicidad a los que en esta jornada terrena se consagran a la noche. Sólo los insensatos te ignoran y no conocen otro sueño que el de la sombra que tú, compasiva, arrojas sobre nosotros en el crepúsculo de la noche verdadera. Ellos no te sienten en el dorado mosto de las uvas — ni en el aceite milagroso del almendro, ni en la parda savia de la amapola. No saben que eres tú la que envuelve los pechos de la tierna muchacha y convierte su regazo en un edén — no sospechan siquiera que tú, desde antiguas historias, sales a nuestro encuentro abriéndonos las puertas del cielo, trayendo la llave de las moradas de los bienaventurados, silenciosa mensajera de infinitos misterios.