martes, 8 de junio de 2010

Seva y El corazón de Voltaire: Historia y virtualidad en Luis López Nieves

Cuando uno escucha la música del Caribe, uno sabe que hay un mismo sol inundando sus parajes. Cuando digo un mismo sol me refiero a una misma manera de quemarse la piel, de reposar bajo la sombra. Uno siente la región, la vive y la padece. Bajo las mismas preocupaciones (maremotos, tormentas tropicales, mar de leva, tiburones, el turista) básicas, se puede concebir al Caribe como una estancia del tiempo. Digo tiempo, pues la manera que tenemos los caribeños de llevarlo dista mucho de las maneras de otros parajes. Hay veces en que me pregunto si el Caribe no será una poética del puerto. Uno piensa en Marsella, Venezia, Nápoles, New Orleans, Valparaíso, Maracaibo y sabe que hay elementos comunes. Para un caribeño, una literatura como la de Joseph Conrad, Kipling, Stevenson, y por supuesto, Hemingway (y esto solo en el ámbito anglosajón) no le es ajena. La cultura de puerto es la que más se le asemeja. La del tiempo sin final, la del tránsito, metáfora de la vida. Quizás en ello se encuentre la clave. Siento que en la narrativa de Álvaro Mutis, en algunas de sus historias uno vislumbra eso: nada permanece. Hay semejanzas también en el Caribe con el desierto norteamericano o el del Sahara: se transita, es espacio para el peregrino, pero en él se vive también. Sobre los que vivimos en el Caribe quisiera hablar en éste trabajo, pero también sobre la dinámica existencial que eso significa. Llevamos la tragedia y la tristeza a flor de piel, pero esa piel es dulce y fuerte como el ron. Pienso que esa dinámica existencial se puede observar en las obras de Luis López Nieves, específicamente en Seva y en El corazón de Voltaire. La historia brota en cada página, como el sol del Caribe, y lo virtual a su vez, como el elemento de paso en él, que significa rapidez, velocidad, danza de negros. La historia busca retener el tiempo por medio de su reescritura, lo virtual es la constancia del cambio, de la variedad de miradas, de lo veloz del tiempo: es aquello que se escapa entre las manos pero se percibe su eternidad en su misma rapidez. Si bien hay diferencias entre el imaginario del Caribe (¿pero, como definirlo?) y el de un autor, hay veladas y patentes a la vez semejanzas entre lo que López Nieves intenta transmitir por medio de sus historias y lo que vivimos en el andar caribeño. Historia, humor, olvido, memoria, humillación, injusticia se pueden apreciar claramente en su narrativa. Es quizás el signo más inequívoco de la narrativa escrita en el Caribe español: el humor en todas sus vertientes. La podemos apreciar en Lezama Lima, Guillén, Cabrera Infante; en Junot Díaz, en García Márquez; en Salvador Garmendia, Luis Barrera Linares y Salvador Fleján entre nosotros. El Caribe es siempre una cultura abierta al otro, femenina en su ser envolvente. Es una visión del mundo más amplia que la de otros parajes. Aun así, paradójicamente el imaginario es de alguna manera aislado en cuanto a sus referentes con el otro y hacia el otro. Inmersa en el mar, las comunicaciones entre las diversas costas e islas no es mucha. Metáfora de las relaciones en el continente debajo del Río Grande, el Caribe se inserta en una América sin mucha comunicación entre ella. Europa, por guerras y conquistas se conoce, así ese conocerse lleve implicado el odio. Asia se recorrió entera a sí misma de la mano de los Mogoles y de la Ruta de la Seda. Pero América, y en Caribe esencialmente, tan cerca de sí misma, como muchacha de quince años, se mira pero no se toca.
Tanto Seva como El Corazón de Voltaire entra dentro de la tradición caribeña de la reescritura. Y esa reescritura va inserta en la idea del cambio, de la trasformación, de lo nuevo, permanente y eterno en su horizonte.
Pienso que a una obra como Seva no se le ha hecho la justicia que merece. Reescritura de la historia, como un cuento de Borges o de Cortázar la ficción termina haciéndose realidad. Pero a diferencias de El Aleph o Continuidad de los parques, esa ficción que se hace realidad es política. Y hablar de política en Puerto Rico es complicado. País que pasó de las manos españolas a las estadounidenses por medio de una guerra, no hay evidencia de un bregar independentista en pos de una nación independiente en los anales oficiales de su historia. Más esa historia existe, está en el camino interior de una nación, en el boca a boca, en la rabia contenida. Hay un hilo delgado en la vida de los puertorriqueños llamado la historia del silencio. Pienso que hacia esa historia del silencio apela López Nieves en todas sus historias: Seva, El corazón de Voltaire o su novela sobre Ponce de León. Poner a hablar, a bailar a la historia, llenarla de un humor maravilloso para que en la risa surjan las cicatrices y puedan cerrarse o terminarse de abrir. Algo semejante encuentro en Concierto Barroco, de Alejo Carpentier, por ejemplo, una reescritura de la historia a partir de la música y de la historia misma.
Seva (su nombre completo es Seva. Historia de la primera invasión norteamericana de la isla de Puerto Rico ocurrida en mayo de 1898) fue escrito en 1983 y publicado en ese año en el Diario Claridad, de San Juan de Puerto Rico, en diciembre de ese año. Está escrito a manera de crónica periodística y por medio de cartas. Participa entonces de la crónica y de la literatura epistolar, quizás los géneros mayores de este lado del Atlántico desde tiempos de la Conquista hasta el siglo XIX, dejando aparte a la figura señera de Sor Juan Inés de la Cruz. La crónica es género propio de América desde los tiempos de Inca Garcilaso y el género epistolar entre nosotros alcanzar su parangón en tiempos de la independencia. La obra epistolar de Miranda y Bolívar da para ser leída como la literatura fantástica mayor de nuestras costas. De ambas participa López Nieves, que logra desarrollar un estilo igual a las crónicas no ficcionales siendo ficcional su obra. La recreación del autor giro alrededor de Víctor Cabañas, historiador que encuentra una frase importante en una copla popular y empieza a investigar. Su investigación gira en varias partes: la búsqueda del diario del general Nelson Miles, la búsqueda de un mapa de Puerto Rico de 1896 en Galicia y las grabaciones hechas al único sobreviviente de Seva, Ignacio Martínez. En todos los planos, el movimiento, la búsqueda, la rapidez signa su escritura y sus caminos. Y el movimiento en el espacio también: se traslada a Alexandria, cerca de Washington, en Estados Unidos; a Galicia y a las montañas en las afueras de Ceiba, en la costa este de Puerto Rico. Esto va cónsono con el movimiento en el tiempo: la búsqueda de datos que certifiquen que Puerto Rico tuvo una primera invasión en meses antes de la oficial, el 25 de julio. Y en esta invasión, el pueblo de Seva detuvo a los norteamericanos y los derrotó. Motivado a esto, el general Miles decide acabar con el pueblo y borrarlo del mapa:
10 de agosto de 1898
1300 horas
¡Misión cumplida! Hace 4 días sorprendimos al enemigo. Se trataba de cada uno de los habitantes de Seva. Tomamos acción rápida pero el exterminio no fue fácil, a pesar de que éramos casi 4.000 contra 721 (mis 3.000 tropas frescas, más las casi 1.000 que llevaban tres meses en la playa). Debo admitir que opusieron una resistencia feroz, organizada y heroica, digna de nuestra guerra de independencia contra los británicos y a la altura de un Vid o un Wellington. Ni siquiera en Wounded Knee vi yo tantos actos heroicos como he visto en Seva. Por eso he consultado a mi estado mayor y he tomado la siguiente determinación: debemos borrar todo rastro de esta oposición. Hemos tomado los siguientes pasos: murieron 650 durante el combate; habíamos apresado a los restantes 71 (40 mujeres, 8 hombres, 23 niños).Pero ya que es necesario borrar toda huella, al otro día ordené que los fusilaran a todos. Terminamos de quemar y demoler lo poco que quedaba del pueblo (la labor de nuestros cañones había sido minuciosa). Ya no queda huella de su existencia. Tan pronto consolidemos nuestro control sobre todo el país, haré borrar toda mención de Seva de todo expediente, periódico, libro o papel, y lo borraremos de todos los mapas. Me aseguraré, personalmente, de que este pueblo perezca para siempre y de que no pueda renacer convertido en una especie de Álamo.
Luis M. Rivera nos ha hecho varias recomendaciones excelentes: ya que la gente de los pueblos cercanos podría echar de menos a Seva, y para evitar que en el futuro puedan encontrarse siquiera las cenizas del pueblo, deberemos:
1. Construir sobre los escombros del pueblo (y las tumbas de sus habitantes) una base militar, para evitar que algún enemigo de los Estados Unidos de América pueda en el futuro encontrar evidencia de este incidente.
2. Construir otro pueblo en las cercanías, para que los habitantes del resto de la Isla piensen que es el mismo. Luis M Rivera sugiere que tanto la base como el pueblo sean bautizados con el nombre de “Ceiba”. De esta manera, si alguien pregunta por Seva se le responderá: “Usted se equivoca, el nombre correcto es “Ceiba” (en español la pronunciación de estos nombres es parecida).
3. Un detalle: antes de la ejecución, uno de estos negritos (“niggers”) se escapó. Dudo que sobreviva en el bosque porque era un niño. De todos modos, todavía lo estamos persiguiendo. Uno de los oficiales recordó que al niño le faltaba la oreja izquierda. Con esta señal será menos difícil encontrarlo.


Cabañas toma esta carta de los documentos que una descendiente del general Miles posee. La engaña, de la manera más caribeña, diciéndole que es un seguidor de las hazañas de su ancestro. La vena picaresca late y logra su cometido.
Poco después de este descubrimiento, Cabañas se lanza en la búsqueda del sobreviviente. Y lo encuentra, cerrando así su investigación:

17 de enero de 1981
El Duque, Nabuabo
Puerto Rico
Querido Luis:
No sé por qué los acontecimientos más importantes de nuestra vida suelen ocurrir en la forma más casual. Yo estaba tomando café en el balcón de la casa de doña Luca, una viejita muy dulce que vive con su hija en uno de los sectores más inaccesibles del Barrio El Duque, de Naguabo (detrás del Yunque), cuando un mulato alto y muy viejo entró, saludó y pidió café. Se sentó a mi izquierda. Ninguno de los dos hablamos mientras doña Luca buscaba el café. Yo, porque estaba cansado, deprimido y desanimado. Él, porque según supe luego apenas hablaba nunca. Al regresar al balcón con el café doña Luca dijo:
- Don Ignacio, le presento al señor Víctor Cabañas. Es de San Juan y escribe libros.
Don Ignacio se viró lentamente y fue entonces que noté que le faltaba la oreja izquierda. O me excité demasiado porque no era la primera persona sin oreja que había visto en los últimos meses: había sufrido dos falsas alarmas. Di mi taza a doña Luca y pedí más café. Tan pronto ella entró a la casa me acuclillé frente a don Ignacio y dije, frustrado y casi con rabia:
- Usted nació en Seva.
El anciano dejó caer la taza e intentó ponerse de pie. Los ojos se le abrieron de un modo casi grotesco: estaba aterrado. Súbitamente consciente de mi error, lo sujeté por los hombros y le pedí perdón.
- No corre usted peligro, lo juro-dije.
De pronto suspiró, se relajó, y bajó la cabeza. Dijo en voz baja:
- ¡Ya pa qué! Que me maten también.

Abrazos,

Víctor
Luego de este encuentro, graba en cassettes el testimonio de don Ignacio, y desaparece, entregando los documentos a López Nieves.

La búsqueda de Víctor Cabañas es en el tiempo y el espacio y en un tercer tiempo, virtual: la ficción. La historia de Seva es ficcional, más su impacto en lo real es sin igual. El pueblo puertorriqueño, los intelectuales del país creen la historia. Creen la ficción. Y esto significa un cambio de paradigma a la hora de abordar la historia. La verdad de las mentiras, como diría Vargas Llosa, se convierte en realidad. La literatura encarna en la historia. Y lo hace por medio de medios que la modernidad ha signado: la reescritura crítica de la historia, la escritura como portal hacia diversos tiempos y la realidad transformada por la ficción. La unión de la historia con lo virtual.
El corazón de Voltaire fue escrita y publicada en 2005. Veintidós años después que la publicación de Seva. El método ficcional de López Nieves cobra mayor lucidez. Escrita en el ámbito de la literatura epistolar, al igual que Seva, aquí cobra un matiz tecnológico distinto: correos electrónicos. La comunicación, por tanto es mayor y más rápida, y la hilación de la historia, a pesar de la densidad de la información, es veloz y acorde con los tiempos. En el Corazón de Voltaire se hace presente la tradición latinoamericana y caribeña sobremanera: indagar en las culturas ajenas como si fueran propias. Para empezar, es el presidente de Brasil quien conoce datos de la historia de Francia que la embajadora desconoce. López Nieves aborda desde un matiz geográfico (personajes en Brasil, México,Puerto Rico, Argentina), situaciones en esos países como elementos determinantes; el hecho de que los descendientes de Voltaire se encuentren, siendo hijos de emigrados, en Buenos Aires y San Juan. Y un hecho capital: cómo la historiadora de la novela es de origen caribeño, y ese origen determina la velocidad de las investigaciones. Hay un choque cultural entre Roland de Luziers, francés de cuerpo entero e Ysabeau de Vassy, de origen caribeño. Ysabeau es veloz, rápido, impaciente, colérica, humorística, aguerrida. Representa simbólicamente el elemento caribeño en el ámbito de la cultura occidental, representada por Francia. La relación entre ambas, de carácter dialéctico, marca la pauta de la investigación alrededor de dónde se encuentra realmente Voltaire:
A:Dr. Roland de Luziers rluziers@sornonne.fr
De: Dra. Ysabeau de Vassy yvassy@sorbonne.fr
ASUNTO: la tumba de Gustave de Tamerville
FECHA: 13 de febrero de 2003
Doctor Mon Petit de Luziers:
¡Ahora sí que te has vuelto loco! ¿Respetar qué carajo?
¿Qué te pasa?
Hay que exhumar esa tumba cueste lo que cueste, al precio que sea. Te voy a telefonear ahora mismo, tan pronto envíe este mensaje.
Ysabeau
Dra. Ysabeau de Vassy
Professeur d`Histoire
Université de la Sorbonne.
La furia caribeña es sin igual.
Es importante señalar también que en el diario encontrado en el cadáver enterrado en la Abadía, está señalado que Voltaire, al realizar el cambio soñado con Gustave de Tamerville, viajó a Puerto Rico y otros parajes de América, pues tenía curiosidad de conocer éstas tierras. López Nieves llena de matices simbólicos a su novela. La presencia física de Voltaire quiere decir la presencia en carne y hueso de las ideas que propulsaron las guerras de independencia en éstos parajes. No es cualquier cosa:
12 de noviembre de 1777
Voltaire escribe desde Sevilla. Acaba de regresar de un viaje por América. Su destino final fue México porque quería conocer la civilización indígena, pero se detuvo en las islas españolas que están en el camino: Puerto Rico, La Española y Cuba. Narra la primera vez que pisó el “Nuevo Mundo” en San Juan de Puerto Rico, donde el buque se detuvo a buscar agua y alimento. Allí le dieron a tomar una bebida fermentada que llaman “maví” y que le gustó mucho. Describe la catedral neoclásica, las inmensas fortificaciones militares y las espléndidas murallas de la ciudad. Este dato me llamó la atención porque hoy, 226 años más tarde, su único pariente-Gabriel Daumart-vive en San Juan. Dice que se dirige a Madrid, donde estará unos meses.
Al igual que en Seva, la historia se corresponde con lo virtual por medio del espacio y el tiempo: los protagonistas viajan incesantemente, físicamente y virtualmente; además, los saltos en el tiempo, entre el siglo XXI y el siglo XVIII son frecuentes, por medio de la palabra, de edificios (la Abadía), testimonios escritos (el diario) y por medios físicos (el cadáver de Voltaire, el supuesto corazón de Voltaire). Y todo ocurre en un marco de rapidez, de exactitud en el lenguaje, de un laconismo verbal y existencial que no se corresponde a la exploración con el lenguaje, con la experimentación con formas de decir, paralelas al lenguaje periodístico y cibernético. La literatura de Luis López Nieves es re formuladora de paradigmas históricos y lingüísticos como ningún escritor caribeño que use la lengua española desde José Lezama Lima. En él, se plasma un paradigma distinto al que propone Lezama y Carpentier: Quevedo, en vez de Góngora, Garcilaso en vez de Calderón. La tradición hispana está presente en López Nieves, y uno ve las claridades de Fray Luis de León, San Juan de la Cruz y Teresa de Ávila, aunado a la claridad de pensamiento de Juan de Vives, por ejemplo. Hay además una preeminencia de la claridad, de lo prosaico, y de la rapidez: signos inequívocos de una narrativa caribeña en la contemporaneidad. Luis López Nieves logra reformar la lengua española del Caribe, entre muchos de sus aportes.
Tanto Seva como El Corazón de Voltaire, son obras modernas de gran importancia para la cultura caribeña e hispanoamericana. Humor, renovación de la lengua, Historia y virtualidad viven en ellas. Siento que no se le ha prestado la atención correspondiente. Espero este trabajo aporte algo a ese reconocimiento.

lunes, 7 de junio de 2010

Notas sobre Iréne Nemirovsky

Nos proponemos en este trabajo tres visiones desde donde abordar el otro, partiendo de un yo narrativo y de un yo personal y existencial. Es decir, intentaremos abordar Tempestad en junio, primera parte de Suite Francesa de Irene Nemirovsky, proyecto narrativo inconcluso por haber sido deportado y asesinada en un campo de concentración en 1942, desde la visión del testigo presencial de la invasión alemana a Francia y la deportación de los judíos del país, con la colaboración velada o no de los mismos franceses, y desde la visión del narrador indirecto que cuenta las vicisitudes de la clases sociales franceses en dicha invasión. La imagen individual, sustentada en diversos personajes de la novela, podrá ser estudiada desde la permeabilidad de lo colectivo.
Irene Nemirovsky y su familia emigran desde Rusia hacia Francia en 1919, luego de dos años en tierras escandinavas. De familia acomodada, desde un principio conoce lo que significa la persecución por razones raciales, políticas y sociales. Al asentarse en Francia, Nemirovsky descubre una sociedad en donde estudiar y escribir. Y su escritura, desde sus inicios, plasma, eso sí, una enorme crítica a la burguesía a la que pertenece, señalando sus falsedades y sinsabores. Nemirovsky decide escribir en francés además, en la lengua cuna de la literatura como documento social y de la historiografía social. Ya hacia finales de los años treinta, Nemirovsky era una de las figuras literarias más importantes de la Francia del momento. La Segunda Guerra Mundial cambiaría significativamente su vida. Fue deportada hacia junio de 1942 hacia un campo de concentración y en agosto fue asesinada en Auschwitz. El mismo destino fue padecido por Michel Epstein, su marido. Sus dos hijas, milagrosamente, fueron salvadas por personas cercanas a la familia. Muchos años después, pasado el siglo XX, Elizabeth y Dennise, ya mayores, deciden donar los papeles y fotografías de su madre. En los mismos, encuentran sus notas y los dos esbozos de la novela Suite Francesa: Tempestad en junio y Dolce. Publicada apenas en 2004, significó el mayor revuelo editorial en Francia en mucho tiempo. Intentaremos hacerle justicia.
Nos proponemos una comparación entre las Notas manuscritas de Irene Nemirovsky sobre la situación de Francia y su proyecto Suite Francesa, extraídas de su cuaderno y Tempestad en junio la primera parte del enorme proyecto que se propuso al ser invadida Francia por los alemanes.
Tanto Irene Nemirovsky como su esposo, mantuvieron siempre la conciencia de un futuro trágico para sus vidas, con el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial. Poco antes de comenzar la misma, trasladan a sus hijas a Issy-lÈveque, en Saone-et-Loire, para vivir con la madre de su niñera. Luego, empieza la debacle:

El primer estatuto de los judíos, del 3 de octubre de 1940, les asigna una condición social jurídica inferior que los convierte en parias. Ante todo define, basándose en criterios raciales, quién es judío a los ojos del Estado francés. Los Nemirovsky, que entran en el censo en junio de 1941, son a un tiempo judíos y extranjeros. (Myriam Anissimov, Suite Francesa, 2005).

En el mismo prólogo de la novela, en la edición de Salamandra, Anissimov nos sigue contando el periplo de Michel e Irene:

En octubre de 1940 se promulga una ley sobre “los ciudadanos extranjeros de raza judía”. Estipula que pueden ser internados en campos de concentración o estar bajo arresto domiciliario. La ley del 2 de junio de 1941, que sustituye al primer estatuto de los judíos de octubre de 1940, vuelve su situación aún más precaria. Supone el preludio de su arresto, internamiento y deportación a los campos de exterminio nazi. (Nemirovsky,20)).

Hablamos de apenas un año para la deportación de Irene Nemirovsky y un poco más para el de su esposo. Años antes, previendo la llegada del terror, tanto ellos como su familia se habían convertido al catolicismo. De nada sirvió, apenas para esconder a las hijas en un internado católico después de la desaparición de sus padres, y solo por muy poco tiempo.
En Nemirovsky se empieza a dar su condición de extranjera, judía y narradora indirecta de una historia sobre los franceses en tiempos de invasión. La lucidez la acompañó siempre y lo hace igualmente con la sobriedad, la ausencia de sentimentalismo, y la pulcritud con que retrata a una sociedad que no entiende su fracaso. Su mirada es la de una rusa, judía y escritora en tiempos de barbarie. Es la del testigo, que retrata el presente para el futuro. Para ello, me interesa abordar las obras de Nemirovsky a estudiar aquí desde la perspectiva del imaginario social y del proceso de derrumbe de las ideologías y las utopías. La Segunda Guerra Mundial es la hecatombe de los errores cometidos en la Primera Guerra, del Pacto de Versalles y de la falta de sentido práctico de la República de Weimar. Muchos intelectuales empezaron a señalar esto desde sus inicios, que la llegada y el triunfo en Europa del Fascismo era inminente, pero la mayoría prefirieron callar y denunciar el monstruo del comunismo.
Este imaginario social en paralelo a un imaginario ideológico lo abordaremos desde la perspectiva teórica de Mourá y Ricoeur. El imaginario social es “el conjunto de representaciones colectivas propias de una sociedad” (Mourá, 1992). Nemirovsky nos las plantea en Tempestad en junio y en sus Notas, como una sociedad que ha perdido el norte y no se encuentra, y por ello no entiende la razón de su invasión y acoplamiento. Paul Ricoeur lo sostiene de esta manera: “Lo importante en este caso es la omnipresencia (que también es omnipotencia) del imaginario: individuos como entidades colectivas “están primeramente y desde siempre vinculados a la realidad social de un modo distinto a la participación sin distancia, según unas figuras de no coincidencia que son precisamente las del imaginario social” (Ricoeur, 1986). Hay una omnipotencia del imaginario francés: nosotros realmente no seremos invadidos, es solo una guerra más, ellos llegarán y se marcharán. Lo que no se entiende es por qué quienes han vivido y triunfado en el país, repentinamente se convierten en parias. En sus Notas, Nemirovsky nos señala lo siguiente:
¡Dios mío! ¿Qué me hace este país? Ya que me rechaza, considerémoslo fríamente, observémoslo mientras pierde el honor y la vida. Y los otros, ¿qué son para mí? Los imperios mueren. Nada tiene importancia. Se mire desde el punto de vista místico o desde el punto de vista personal, es lo mismo. Conservemos la cabeza fría. Endurezcamos el corazón. Esperemos. (Nemirovsky, 2005).
La respuesta de la autora va en paralelo en términos del imaginario ideológico y utópico de las una clase en social en particular, la clase media o pequeña burguesía, de la Francia del momento. En Tempestad en junio nos encontramos con este maravilloso diálogo:
- Pero, ¿por qué siempre nos toca sufrir a nosotros y a la gente como nosotros?- exclama con rabia-. A la gente normal, a la clase media. Haya guerra, baje el franco, haya paro o crisis, o una revolución, los demás salen adelante. ¡A nosotros siempre nos aplastan! ¿Por qué? ¿Qué hemos hecho? Pagamos por todo el mundo. ¡Claro, a nosotros nadie nos teme! Los obreros se defienden y los ricos son fuertes. Pero nosotros, nosotros somos los que pagamos los platos rotos. ¡Qué alguien me diga por qué! ¿Qué ocurre? No lo entiendo. Tú eres un hombre, tú deberías comprenderlo- le espetó a Maurice, colérica, sin saber a quién culpar de la situación en que se encontraban- . ¿Quién se equivoca? ¿Quién tiene razón? ¿Por qué Corbin? ¿Por qué Jean- Marie? ¿Por qué nosotros?
- Pero ¿qué quieres comprender? No hay nada que comprender- dijo Maurice tratando de calmarla-. El mundo está regido por leyes que no se han hecho ni para nosotros ni contra nosotros. Cuando estalla una tormenta, no le eches la culpa a nadie; sabes que el rayo es el resultado de dos electricidades contrarias, que las nubes no te conocen. No pueden hacerles ningún reproche. Además, sería ridículo, no lo entenderían.
- Pero no es lo mismo. Estos son fenómenos puramente humanos.
- Sólo en apariencia, Jeanne. Parecen provocados por fulanos o mengano, o por determinada circunstancia; pero ocurre como en la naturaleza: a un período de calma le sucede la tempestad, que tiene su comienzo, su punto culminante y su final, y a la que siguen otros períodos de tranquilidad más o menos largos. Por desgracia para nosotros, hemos nacido en un siglo de tempestades, eso es todo. Pero al final se apaciguarán. (Nemirovsky, 220)
La autora plasma en las ideas de la pareja, semejanza en los ideales. Hay una semejanza ideológica que se confronta con la utópica. La clase media y los extranjeros están siempre en la incertidumbre, no tienen asideros mayores. Así como las razas perseguidas desde siempre: los judíos, los gitanos. Aquellos que padecieron el Holocausto. En la novela, vemos como las clases altas se sostienen en la utopía de creer en una gran Francia, ganadora de la Primera Guerra Mundial, simbolizada en la línea Maginot, la cual los alemanes traspasan cómodamente tomando el país entero en poco tiempo. Mourá nos dice:

Esta reinterpretación de los acontecimientos fundadores no es más que un muy claro ejemplo que permite comprender mejor la función fundamental del fenómeno ideológico: autorizar a un grupo determinado a adquirir consistencia y permanencia gracias a una representación de sí mismo, de sus orígenes, de su identidad y de su alteridad (Mourá, 1992)

Para Nemirovsky, las clases altas y bajas francesas viven en la utopía; la clase media, los extranjeros, en la ideología. Ambas visiones, ideológica y utópica, forman un imaginario social que hierve y parece siempre a punto de estallar:

Así, podremos identificar como representaciones ideológicas las que, visto que tienden a la reiteración de valores profundos en los que se apoya la existencia del grupo, tienen una función de integración en este grupo (dándole así consistencia y permanencia). Al representar al extranjero según los esquemas dominantes del grupo, hacen prevalecer la identidad de este último sobre cualquier otro elemento de lo real. Estas interpretaciones unificadoras, que relacionan a la alteridad con el grupo y con sus concepciones, redescriben para su propia sociedad al extranjero, en los mismos términos en los que esta se concibe a sí misma. (Mourá, 1992)

Según Ricouer, existen tres formas de visualizar y analizar las representaciones ideológicas. Las utilizaremos para comparar apuntes de las Notas de Nemirovsky con Tempestad en junio.

1.- Como reiteración de los valores fundadores del grupo (interpretación arquetípica del mundo).
Los franceses sostienen sus premisas sustentados en la superioridad de su cultura. Lo podemos observar claramente en personajes con los Pericand, como Gabriel Conte o Charles Langelet. Cada uno de ellos representa algo: los primeros, la estirpe, el segundo, la escritura, el tercero, ser el guardián del arte. Hablamos de la aristocracia, del intelectual y del burgués. Es decir, de la Francia desde la Edad Media hasta el siglo XVII, del la Francia del siglo XVIII (la Ilustración) y de la Francia burguesa a partir de la Revolución. Cada uno de ellos representa la huída de París sustentada en sus valores y vemos en la misma cómo esos valores pierden toda razón de ser: En los Pericand, como la huída a pelear la guerra por parte de Hubert, en donde simbólicamente se demuestra que la aristocracia es incapaz de defender los intereses del pueblo y perdió su razón de ser (Me voy madre, no puedo quedarme aquí…Si tengo que quedarme aquí como un inútil como los brazos cruzados mientras…¡Me moriré, me mataré! ¿No comprende que los alemanes llegarán, reclutarán a todos los chicos a la fuerza y los obligarán a luchar en su bando? ¡No quiero! Deje que me vaya (Ibid). También con el asesinato de Philipe, el sacerdote, por parte de los huérfanos que él cuida (pérdida simbólica de los valores de autoridad de la Iglesia Católica). En la figura de Corte, en cómo los valores planteados en sus libros se quedan en el papel y pierden sentido en la realidad de una nación invadida, y en dónde los privilegios de ser escritor no tienen lugar. En sus Notas, en la correspondencia con los editores de su mujer, se plantea escribe lo siguiente:
24 de diciembre de 1945
W. Tideman a Irene Nemirovsky
Soy periodista de un diario de Leyde (Holanda) al que he ofrecido traducir una novela o un cuento francés, que se publicaría en forma de folletín. Acaban de responderme que están deacuerdo en publicar lo que les aconseje o envíe. Les he hecho notar que había que pagar derechos de autor y que serían bastante más elevados para una novela ya publicada aquí, puesto que los editores exigirían su parte, que para un relato original no editado, ya que sólo tendrían que tratar con el autor. Y he pensado en usted, aunque sólo conozco sus novelas.

29 de diciembre de 1945
Respuesta de Albin Michel a W. Tideman
Ha llegado a mi conocimiento la carta remitida por usted a nuestra editorial a nombre de Irene Nemirovsky, a la que desgraciadamente no puedo entregársela.
En efecto, la señora Nermirovsky fue arrestada en julio de 1942 y posteriormente deportada, creemos que a Polonia. Desde la fecha de su detención, nadie ha vuelto a tener noticias suyas. (ibid)

El autor deja de tener protagonismo, la realidad se devora a la escritura y sólo el testimonio será lo que quede, el retrato de un tiempo nefasto en una obra magistral.
Por otro lado, Charles Langelet representa la burguesía acomodaticia que ya ha olvidado todas las luchas desde la Revolución y las subsiguientes Revoluciones durante todo el siglo XIX por los derechos sociales y políticos y se conforma con lamentar la pérdida de obras de arte sin importarle un bledo las muertes del pueblo francés. Es una de las bases del colaboracionismo.

2.) Como legitimación de la relación de autoridad que vincula al grupo con el extranjero representado (interpretación jerárquica)
Recién llegados los alemanes en 1940, se empieza a disponer de leyes que ponen en entredicho la presencia de extranjeros y judíos. Nemirovsky intenta repetidas veces hacer ver su condición de católica (conversa) y de repudiadora del régimen bolchevique (por su condición de rusa) sin lograr nada. La condición es paradójica, pues los alemanes son recibidos en Francia con una muestra de miedo e indiferencia, pero sin menoscabar su presencia en la región. Son vecinos, que ahora invaden y después invadirán ellos. Son aceptados rápidamente. No hay oposición, pues se piensa que se marcharán. Se culpa a los jóvenes, se culpa a los extranjeros y a los de religiones o creencias distintas al catolicismo.

3.) Como esquematización del extranjero en referencia al grupo, a su historia y a su lugar en el mundo (interpretación reductora).
El extranjero, al esquematizarse y categorizarse, se vuelve transportable, diezmable por parte del invasor. Las leyes prohibitivas, la estrella amarilla, buscan desde la perspectiva del estereotipo, marcar diferencias con el “extraño”. Un proceso semejante se vivió en la España del siglo XVI con los judíos y moros. Primero, fueron rechazados y marcados, luego expulsados. Se busca reducirlos a mercancía, producto. Así serán mejor enviados a los campos de concentración, y así desaparecerán sin dejar mayor huella. Los dos primeros puntos señalados más arriba responden a planteamientos a partir del mito, de lo que se da por cierto sin cuestionamiento, por prejuicios que sustentan la intolerancia y la discriminación.
En la imagen del extranjero, Mourá nos dice:” El extranjero, que marca la frontera de la sociedad, remite a la verdad de la misma, a lo que la misma excluye y, por ende, a lo que considera fundamentalmente como suyo”. Nada más cierto: el otro, representa lo distinto y execrable, pero a la vez lo sacrificable.
Irene Nemirovsky logra con Suite Francesa y sus escritos póstumos, retratar una sociedad en crisis que vive el desastre de la guerra. Lo hace fríamente, y a partir de la condición de víctima, extranjera, escritora y mujer. En una extranjera con más de 20 años en Francia, que se considera francesa en tantos ámbitos, con hijas francesas y al momento del desastre es dejada de lado. Como la clase media, representada por los Michaud. Mourá, lo define así:
La aprehensión de la realidad extranjera por un escritor (o un lector) no es directa, sino que está mediatizada por las representaciones imaginarias del grupo o de la sociedad a los cuales pertenece. De ahí la necesidad de trabajar la imagen literaria del extranjero en el imaginario social del entorno. Sólo a partir de su estudio podremos verificar si el autor reprodujo (consciente o inconscientemente) una representación global o si se alejó radicalmente de todo esquema imaginario colectivo para hacer acto de creación y, si es su voluntad, crítica de lo real (ibid)
Nemirovsky retrata la imagen del extranjero en el imaginario social de la Francia ocupada, como extranjera y retratando al otro extranjero invasor. No es una condición sencilla. Pero su obra, sus notas, su correspondencia, lo atestiguan como ninguna otra.

Bibliografía

Mourá, J.M. La imagen del tercer mundo en la novela francesa contemporánea. París: Presses Universitaires de France, 1992.
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Nemirovsky, I. Suite Francesa. Barcelona: Salamandra. 2005.