viernes, 25 de marzo de 2011

Sobre "Libro del aire", de Pausides González (con Notas del Facebook)

La colección Papiros de poesía es mi favorita de la editorial Equinoccio. Nombres como los de Natasha Tiniacos, Rafael Castillo Zapata, Luis Moreno Villamediana laten en ella y arrojan sus luces y sus sombras. Nombres como los de Camila Ríos Armas o Adalber Salas también abren caminos a las nuevas voces y dan su golpe de campana. El trabajo realizado por Gina Saraceni como directora de esta colección es encomiable y admirable. En un mundo editorial en donde la narrativa ha tomado el baluarte principal, por razones de mercado, de cantidad y, como no decirlo, de calidad, la poesía venezolana ha estado supeditada al exilio de la privacidad, del silencio. No me engaño, no creo que la poesía extrañe realmente ser el epicentro de la industria de los "agotados" venezolanos, esos que alcanzan 10 mil ejemplares vendidos y son considerados best sellers, pero la capacidad de ser dejada de lado por los grandes grupos editoriales es sorprendente. Fuera de la colección de Lumen que ha editado a Sánchez Peláez o José Ramón Medina (no menciono a Visor o Pre-textos), las editoriales con presencia en el país no consideran a la poesía "vendible". El eterno argumento de que la poesía no vende ha sido remachado tanto que no dejamos de considerarlo cierto hoy en día. Es una lástima.
Dentro de la hermosa colección de Equinoccio, llama la atención la presencia en tierras norteamericanas de muchos de estos poetas, bien sea por una temporada o en una permanencia mayor. La poesía se llena de esa presencia de tierras del norte en "Providence", de Castillo Zapata, o en "Eme sin tilde", de Moreno Villamediana. En "Libro del aire", podemos encontrarlo también. El paisaje de Robert Frost y de Vladimir Nabokov surgiendo por todas partes, sirviendo de recipiente de sus versos.He leído varias veces el conjunto de poemas de González, y como librero, profesor universitario y devoto de la poesía no encuentro otra manera de abordarlo que el "no saber". Las notas de Fray Luis, de Keats, de Becquer, de Perse, Strand, Heaney, me van dando claves para seguir su lectura. Pensando en Borges, construyo las influencias que creo encontrar, sabiendo de antemano que probablemente esté equivocado. Pero me dan marcas de camino, visos, señales. Inserto en una tradición occidental, no oriental, González se acerca a la soledad dentro del paisaje y a la revelación, al "awareness" del que nos ha hablado Cadenas para compartir, café en mano, sus meditaciones de urbanización periférica americana:

Ya es natural en esta época
que todo se desprenda allá afuera.

Cada movimiento de las ramas
trae hasta la ventana
un revuelo en el fulgor
que es familiar a la mirada:

La poesía del "Libro del aire" está privada de lo urbano, de la ciudad. Su elemento de polis es mayor: la presencia del parque, de la naturaleza en los espacios de esa ciudad. Nos habla de aquello que la ciudad ha olvidado, y que como ciudadanos asumimos como lugar de paso y nunca de reposo. Quizás ese golpe de epifanía callada, limpia, de mañana fría con sol que aparece y enternece las calles, es lo que encuentro en la poesía de González.
La huella de Montejo, la claridad, lentitud, el respirar pausado, y esa característica tan cara para el poesta mayor, el laconismo, saltan a los ojos a cada letra. Una huella que podemos encontrar en poetas contemporáneos de González como Luis Enrique Belmonte o Carmelo Chillida.Nos dice el poeta, en "Vástago":

En un solo vástago
puede caber todo el aire.

Cuando sea una rama adulta
tratará de vaciarse por completo.

Le soltará al silencio
sus tramojos
hasta dejarse caer
hoja a hoja.

Una vez en tierra
se podrán oír todas las mañanas.


Dentro del catálogo de Equinoccio, siento que este libro ha sido olvidado, no ha sido leído como debería.
Los invito a hacerlo. No se arrepentirán.
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A La Rana Encantada, Carmen Victoria Vivas Lacour, Claudia Cavallin y otras 5 personas más les gusta esto.
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José Manuel Guilarte ‎"Dentro del catálogo de Equinoccio, siento que este libro ha sido olvidado, no ha sido leído como debería." Quizás la fauna libresca de Caracas siente que lo poco urbano no es cool.
28 de junio de 2010 a las 10:29 · Me gustaYa no me gusta
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Ricardo Ramírez Requena más que lo poco urbano, siento que hay representaciones de lo urbano que están prevaleciendo: el malandro, la violencia, etc
28 de junio de 2010 a las 10:32 · Me gustaYa no me gusta
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José Manuel Guilarte Lo cual no es malo en sí mismo, sino la ausencia de lo precisamente poético: en el caso de Pausides, la capacidad de "pintar" lienzos de las hojas danzantes o de los restos de café en una taza rústica, donde se percibe el legado de un Wallace Stevens o un Robert Powell, es uno de los rasgos más sobresalientes del "Libro del aire". Excelente nota, Rick.
28 de junio de 2010 a las 10:42 · Me gustaYa no me gusta
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Ricardo Ramírez Requena si, tienes razón, pienso que eso puede ser.Gracias mi pana
28 de junio de 2010 a las 10:47 · Me gustaYa no me gusta
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Olivia Villoria Quijada Disculpen la intromisión pero quisiera verificar lo que les entendí. ¿Podría decirse que *la fauna libresca (...) siente que lo poco urbano no es cool*, no tanto por las *representaciones de lo urbano que están prevaleciendo* sino por la *ausencia de lo precisamente poético*, esto es, no tanto por lo que dicen los textos sino por la manera en que lo dicen?
28 de junio de 2010 a las 13:09 · Me gustaYa no me gusta
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José Manuel Guilarte
Mi referencia a lo "poco urbano" es esencialmente literal: el contexto del libro es el paisaje bucólico de una universidad estadounidense donde el autor hizo su pasantía sabática. "Poco urbano" en cuanto a las pretensiones de la "fauna libr ...esca" pero igualmente citadino en tanto parque, ciudad aledaña, como resaltó Ricardo. En todo caso, tenemos poetas como el mismo Belmonte o Juan Calzadilla que han sabido nombrar "poéticamente" las lacras urbanas. Pausides, como dije antes, me parece un gran "pintor" de escenas campestres, y lo hace con pausa y elegancia, acorde con el aura de los bosques y sus espacios.Ver más
28 de junio de 2010 a las 13:49 · Me gustaYa no me gusta
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Kira Kariakin Muy buena esta nota Ricardo y ciertamente Equinoccio tiene tesoros y está haciendo una labor encomiable para nuestra poesía.
28 de junio de 2010 a las 14:20 · Me gustaYa no me gusta
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Carmen Victoria Vivas Lacour Estupenda nota. Me alegra mucho que recuerdes el trabajo que hizo Gina en esa colección y que compartas una lectura que despierta interés en los poemas de Pausides.
Hay que rebelarse ante esos olvidos. Mil gracias por ello,
28 de junio de 2010 a las 21:47 · Me gustaYa no me gusta
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