lunes, 27 de julio de 2009

Tríptico de luz y hembra

En Provenza, Cezanne se refugia de la zátrapa de París y de su madre. La relación con su mujer es tormentosa. Se empieza a distanciar de Pizarro y de Zola.Al final ha heredado dinero. Pinta entonces, a la luz del mar cercano, sus mejores cuadros:esa geometría exacta, ese movimiento y textura sensual de las cosas. Frutas que se pueden tocar, cuerpos que son cuadros, cuadros que son cuerpos extendidos.
En New Orleans, un joven Degas mira el Golfo de México, al borde de la desembocadura del Mississipi. Observa los caballos y su movimiento. Al marchar a París los pintará mientras imagina a muchachas bailarinas al natural, en movimientos libres, en su plena animalidad.
En Macuto, Armando Reverón manda el mundo al demonio y se dedica a pintar la luz y a componer sus muñecas, inocentes y puras en su estabilidad, mientras su mujer le enseña el sentido de la libertad al seguirlo con sus bamboleos.
El Golfo de México, el Mediterráneo y el Caribe arrojan su luz sobre las hembras y, en su movimiento, nace la pintura moderna en ambos lados del Atlántico: una luz paralela a cualquier ola en el fondo de un vientre abierto que nos mira, solemne.

2 comentarios:

  1. este triptico de luz y hembra me gusto mucho mas que lo que he leido anteriormente...por momentos supo hacerme estar en otra dimension..... pero definitivamente creo que tienes un problema con las mujeres.....

    ResponderEliminar
  2. a ver Solana, cual crees que puede ser mi problema

    ResponderEliminar