lunes, 14 de septiembre de 2009

Ipods

Ipod1. Sketches from Spain (Miles Davis)

Es verano en sus finales, treinta y nueve grados casi a las cuatro de la mañana. Una niña de diez años mira al mar desde alguna orilla de Nueva York. A otra hora, del otro lado del Atlántico, otra niña mira el cielo desde el norte de Marruecos. Una ha dormido, la otra a trabajado todo el día. Tienen los ojos cansados y velados. A pesar de aviones y de buques que salen y llegan por aire y por mar, llenando de ruidos sordos de motor los espacios y ensordecen, no dejan de mirar, hasta que brotan lágrimas, lo que están mirando, fijamente en algún lado. Entonces, una empieza a taconear. Poco a poco. Luego la otra, lentamente. Van golpeando más fuerte o más fuerte o rápido según el ritmo de las olas y el viento que llevan consigo lo que el tiempo ensordece.
Llevan la calma a sus lugares, a pesar de las tristezas. Serenas a los suyos del insomnio y el cansancio. En lo alto de su baile, al fin llega la lluvia. Agotadas, se derrumban en la tierra.
Concierto de Aranjuez con una trompeta quita los zapatos a las niñas y las acuesta, al fondo, besándoles sus huellas.

Ipod2. Petit Fleur (Sydney Bechet)

Whisky, un cuarto oscuro.
Mucho humo de cigarrillo.
Y la soledad en frente, con poca ropa, bailando sola para uno.

Ipod3. Funky blues (Charlie Parker)

Uno se imagina escuchándole en la caída del agua. La regadera lenta, el agua caliente como ilusión que aleja la cama sola. Pone la cabeza bajo el agua y calla, minutos apenas.
Se seca, se viste, sale.
En el camino, se acerca al mercado y en cada fruta, pan, queso, legumbre, pescado, ve brotar los lentos acordes que escucha. Da el golpe del día en las malas madrugadas. Esas de tiempo encapotado, café en la mano al andar y la sensación falsa de que el frenesí de la ciudad se detuvo, por minutos quizás, en un saxo denso y embriagante.

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