jueves, 13 de agosto de 2009

Día de San Juan

Es la misma tarde, y la luz en la misma tarde, los mismos coros.
Día de San Juan, día de sangre y de lluvia, serenata que abre párpados al cielo.
Está el mundo celebrándose, están los borrachos, las mujeres y los niños correteando, los ancianos cultivando el odio al paso del rayo, las respiraciones.
Mañana se irá a las iglesias, se irá al mercado, beberemos café en balcones y zaguanes.
Felices borregos, ya vestimos nuestras formas finales, y escuchamos el silencio de los gallos y el silencio de la dicha, las rabias pulidas a destiempo, los ecos olvidados.
La lucidez es negra y negra ha sido en este tiempo que acatamos.
En estos días, el odio es el aplauso del que llora y lo común es el dolor de los adioses.
El mundo anda a golpe de muerte y de caderas, ni más que el rayo, ni menos que las cenizas:
Pérdida de luz a la entrada de la luz, música de fiesta que se apaga.

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