lunes, 6 de julio de 2009

Apuntes para una poética del ciberespacio

No sé si pueda pensarse en el blog como un nuevo género literario. Tampoco simplemente como una forma. Considero que los lugares de escritura creativa que se han gestado en la red son espacios de libertad, tierra de nómadas, lugar de exploración. Escribir en la red, en cualquiera de los espacios existentes significa para muchos una exposición, un revelarse o un mostrarse histéricamente. Se ha convertido en una nueva bitácora del escritor, su diario su cuaderno de apuntes. Creo que el proceso de escritura en el ciberespacio es de alguna manera distinto. Es un writing show en algunos casos, en otros un salvavidas. Tiene la virtud de que, de alguna manera, trasciende la dictadura del mercado: cualquiera puede escribir, publicar lo que sea. Además, a esto se suma el acompañarse con fotografías, cuadros, ilustraciones, música, videos. Lo que hace de esa escritura un cruce de los Calligrammes de Apollinaire, Blanco de Paz y de cualquier obra de Marcel Duchamp.Estos apuntes me recuerdan mucho el siglo XIX. Comienzo de la Revolución Industrial, así como ahora vivimos inicios de la Revolución Tecnológica. En ese siglo, la novela por entregas alcanzó su auge en las figuras de Balzac, Dostoievsky, Pérez Galdós y muchos otros, pero en especial en la figura de Charles Dickens. Fue el mayor vendedor de ejemplares de libros de su tiempo y quizás el más leído en lengua inglesa. Sus libros nos llegan hasta el día de hoy y muchos han tenido adaptaciones cinematográficas y musicales: Oliver Twist, Tale of two cities, entre otras. Sus novelas llegaban por entregas, como hicieron tantos a partir del auge de la prensa. Llevaban un ritmo, una espera. Fue una experiencia exitosa. El libro por entregas invita a la espera, a detenerse, a saber apreciar no solo la obra, sino la labor de quien escribe. Hace seguidores empedernidos. Ese debería ser el camino del blog. Los autores en el ciberespacio deberían tomar el ejemplo de Dickens. La red ofrece esa opción. Internet, cada día, llega a mayor cantidad de personas, incluso en nuestros países y sus zonas o regiones más pobres. Leer un libro, bajarlo, en un futuro será más barato que comprarlo en papel. El E-Book se hará cada vez más común y los costos se abaratarán. Es un proceso que comprende conciencia ecológica e intelectual. Es aprender que los formatos cambian y los contenidos trascienden esos mismos formatos. No creo que los libros de gran valía, como objetos desaparezcan. Permanecerán siempre, como los pergaminos o los libros antiguos. Pasar de la imprenta a la red no será una catástrofe, será un desarrollo, una oportunidad de cambio que logrará beneficiar a todos. Entre ellos, reencontrarnos con el alma del texto, con la presentación que le queramos dar al mismo (letras, color, tamaño, espacios de separación, notas a pie de página, subrayados) y de esa manera lo haremos sagrado para nosotros.Escribir en la red, en el ciberespacio, es participar de una inmensa Rayuela, de ese intento de hacer del mundo un libro por parte de Mallarmé, o de una obra un calidoscopio, como en Pessoa (a ambos se les haría agua la boca en estos tiempos). De vagabundear por el idioma, sin descanso.Aceptemos nuestras palabras vestidas así, nuestros apuntes, nuestros textos en esas entregas subsecuentes y esperadas, desnudos en la espera. Vistámoslas según nuestro temple nos indique como debe llevar sus galas. Hagamos de este cuaderno algo definitivamente nuestro.

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